Las cartas con las que llegamos.

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Ayer compartí en mi Instagram que la realidad es transformable.

Un buen ejemplo de esto son los jugadores de poker. No pueden elegir que cartas van a recibir, pero pueden decidir que hacer con ellas. No juegan contra las cartas, juegan contra las personas. Pueden hacerle creer a las personas que tienen mucho más de lo que realmente tienen y ganar el juego. Es estrategia y ejecución.

En la vida no jugamos contra las cartas que nos tocan, jugamos contra el contexto y podemos transformarlo. Tenemos dos opciones muy simples: o lloramos por las cartas que nos tocaron y perdemos, o asumimos la posición de ser protagonistas y ejecutamos con determinación para transformar esa realidad en algo positivo.

Esto se trata de micro-decisiones del día a día. Todos tenemos nuestro propio techo de cristal, que no lo vemos, pero está ahí. Lo fundamental es descubrir cuál es el tuyo y trabajar para romperlo con esas acciones diarias.

La próxima vez que estés jugando, no mires tus cartas, mira a los jugadores. Ellos no saben que tenes, y la vida tampoco. No le des señales.